El sábado 7 de junio hemos tenido la fortuna de pasar el día en La Garaldea, una comunidad en una finca rural cerca de Chinchón. Comunidad alternativa de vida y de acogida, heredera de un centro terapéutico de la Comunidad de Madrid, cerrado como tantos otros por los desgraciados recortes en políticas sociales…
Tras el cierre del centro, algunos trabajadores del mismo y otros amigos han seguido manteniéndolo sin el soporte de la Administración, creando una «Asociación alternativa para una atención a personas en situación de riesgo de exclusión», que es mucho más que eso: es una comunidad de personas que han decidido vivir allí en un proyecto de acogida, vida sana y autogestión. Allí organizan actividades y ofrecen sus espacios para un número cada vez mayor de entidades que los utilizan para desarrollar talleres y cursos en sintonía con los valores de sostenibilidad, solidaridad y vida sana.
Habíamos conocido a los miembros de La Garaldea en la Feria de la Economía Solidaria de Madrid, pues esta asociación es miembro del Mercado Social de Madrid, lo que supone poner en práctica los seis principios de la economía solidaria: principio de equidad, de trabajo, de sostenibilidad ambiental, de cooperación, de “sin fines lucrativos” y de compromiso con el entorno. Visitándolos «in situ» es posible comprobar que todo eso es una realidad.
La mayor parte del día la dedicamos a colaborar en las muchas tareas necesarias en edificios, jardín y huerto, junto con otro grupo de voluntarios venidos de Madrid. Unas pintando habitaciones, otras escardando el huerto (que, por supuesto, es ecológico), otras construyendo una «ducha solar» (con agua calentada mediante un ingenio casero a partir de un radiador en desuso), otras en el jardín y algunas ayudando en la cocina.
Aunque el trabajo codo con codo ya nos hizo irnos conociendo, después de la comida -y de algunos cuentacuentos maravillosos por parte de Ana- seguimos contándonos quiénes somos, qué hacemos aquí y es lo que nos mueve, descubriendo mutuamente lo que tenemos en común.
¡Cuánta buena gente encontramos! ¡Cuánta buena gente contribuyendo a otro mundo mejor posible desde iniciativas como ésta! Como dijo alguien, «después de conoceros tengo un motivo más para creer en el ser humano». ¡Gracias, amigos de La Garaldea! Nos volveremos a ver.