El grupo de Biotropía de Madrid hemos dedicado este mes a considerar nuestros residuos domésticos, compartiendo logros, dificultades, ideas y experiencias. Resumimos aquí buena parte de lo compartido, tanto a lo largo del mes a través del grupo de Telegram como en la reunión presencial.
Aunque no siempre resulta fácil, cada vez somos más los que hacemos compras a granel: legumbres, arroz, infusiones, especias, miel, galletas… En la web de Vivir sin plástico hay un directorio de tiendas a granel en España que nos resulta útil. Una vez que adquirimos el hábito de llevar nuestros propios envases y rellenarlos, la satisfacción de no estar generando residuos es impagable. «Además, en estas tiendas normalmente conocen a todos los productores y proveedores, cosa que en otras tiendas es difícil».
En algunos lugares también es posible comprar leche fresca a granel. «Llevamos la botella, normalmente de cristal, a un puesto del mercado y la rellenamos en una máquina, pagando en función del volumen». Aunque comprar este tipo de leche no es tan cómodo, quien lo hace tiene clara su motivación. «He preguntado por la procedencia de la leche, para saber cómo están tratadas las vacas y qué se les da de comer, pero el vendedor no ha sabido dar más que una respuesta vaga -«viene de Cantabria»-. Le he pedido que se informe, y el próximo día se lo recordaré, porque para mí es importante». Aquí surge un dilema parecido al que tenemos en otras ocasiones: ¿Qué es mejor, leche a granel aunque no sea ecológica o leche ecológica en Tetra-Brick? Las dos opciones son medianamente positivas y ya es buena señal que nos hagamos la pregunta. «De momento nos quedamos con la primera opción, la leche que no genera residuos de envases, aunque no tengamos certeza de su procedencia».
Nos damos cuenta de que en otros productos de alimentación también procuramos reducir la compra de productos envasados, por ejemplo, comprando productos frescos y de temporada –fruta, verdura– y cocinando en casa en lugar de comprar alimentos medio preparados. «En mi caso, los únicos productos líquidos que compro son aceite de oliva (en garrafas de plástico de cinco litros, para economizar envases), vinagre de limpieza (en botellas de plástico de un litro) y algo de vino y cerveza en envases de vidrio».
Respecto a la cerveza, hay quien comenta que hay productores artesanales que recogen las botellas vacías para lavarlas y reutilizarlas, devolviendo 0,15 € por botella. Es una práctica que hace décadas era muy normal y que vemos con alegría que se esté recuperando.
También hay quien ha descubierto las bebidas vegetales en polvo. «Ahora compro avena en polvo soluble. He calculado que un bote me dura tanto como doce litros de bebida; así genero un residuo en lugar de doce».
Y está el caso de los yogures caseros. Algunos utilizan yogurtera eléctrica con frascos de vidrio y otros un yogur elaborado con una bacteria que lo fermenta a temperatura ambiente. «Es un «yogur mágico», que en casa regalamos a quien quiera para que siga expandiéndose». Ciertamente los yogures en envase de plástico de un solo uso son uno de los alimentos que más residuos plásticos generan en los hogares. Cuando nos pasamos a los yogures caseros comprobamos cuántos residuos estamos evitando y eso nos hace sentirnos muy bien.
Quien participa en un grupo de consumo tiene más fácil el generar pocos residuos, pues normalmente es una cuestión que se cuida mucho en este tipo de grupos. Por ejemplo, los huevos llegan en hueveras de cartón, que se devuelven vacías al productor. Y los proveedores suelen utilizar también envases de cartón reutilizado varias veces, además de tener en cuenta los tipos de envase más biodegradables.
En general, cuando vamos a comprar tenemos en cuenta los envases, prefiriendo aquellos envases más faćilmente reciclables, como el papel o el vidrio, a los más contaminantes, como los plásticos. Hay quien llega a posturas más extremas: «En mi casa no entran ni latas ni tetrabricks; es perfectamente posible alimentarse bien sin este tipo de envases».
Algunos guardan incluso los envases de papel para reutilizarlos todo lo posible antes de echarlos en el contenedor azul. Y respecto al vidrio, hay quien reutiliza los botes para conservar todo tipo de alimentos en bruto o elaborados. «Cuando tengo muchos botes de vidrio, hago mermelada y la regalo utilizando esos botes». Y es que, aunque sepamos que el vidrio se funde de nuevo para producir nuevos botes, a algunos les cuesta tirarlos.
Otra manera de evitar residuos es, sencillamente, no producirlos, dejando de comprar productos innecesarios o, por ejemplo, gestionando bien los alimentos para no tener que tirarlos.
Hay quien al llegar a casa después de nuestra última reunión echó toda la basura –cada cosa en su contenedor– que tenía y desde entonces no ha vuelto a sacarla de casa. «De esta manera me hago más consciente de cuánta basura genero en casa, que no es mucha porque hago compost con la basura orgánica. No solo no genero sino que soy receptor neto de basura, pues otras personas vienen a traerme la suya a mi compostera».
Entre todos valoramos mucho la posibilidad de compostar la basura orgánica y ya vamos aprendiendo qué se composta y qué no (por ejemplo, los cítricos compostan con mucha dificultad). Sin embargo, alguien comenta que no todo el compost es igualmente válido. «El compost ha de hacerse en un contenedor cerrado que permita a la materia orgánica alcanzar una determinada combinación de tiempo y temperatura. El compost que se hace en las «vermicomposteras» (que se ayudan de lombrices para el proceso), al no alcanzar esa temperatura no está higienizado. Ese «vermicompost» sirve para plantas decorativas, pero no para cultivar alimentos». Siempre aprendemos unos de otros.
Por supuesto, muchos de nosotros vamos a la compra con nuestras propias bolsas (hay quien lleva incluso sus propios guantes también a la gasolinera). Las bolsas de tela, por ejemplo para el pan, son cómodas, ligeras y fácilmente plegables. Vamos rechazando las bolsas de plástico en las tiendas, contribuyendo a aumentar la conciencia de tenderos y de otros clientes, aunque a veces nos miren de manera rara.
También ponemos en común nuestras estrategias respecto a los productos de limpieza y aseo. El bicarbonato es un producto de limpieza bueno y barato (aunque normalmente se venda envuelto en plástico). Utilizado con vinagre tiene muchas aplicaciones. «Yo hasta lo uso como desodorante corporal, aplicandome una pasta de bicarbonato y agua, que también es exfoliante». Otras alternativas al desodorante incluyen la piedra de alumbre, que dura mucho (aunque contiene aluminio, advierten algunos) o desodorantes de herbolario que se venden en tarros de cristal y duran muchos meses.
Alguno comparte que en casa utiliza pastillas de bicarbonato para el lavavajllas. «Es bicarbonato sódico con pastillas en envoltorio hidrosoluble. La caja es únicamente cartón, y no tiene químicos raros ni tóxicos ni para los platos ni para los mares a través del desagüe».
Muchos han descubierto los cepillos de dientes biodegradables, fabricados con madera. Y aunque sabemos que es posible fabricar pasta de dientes casera –con arcilla o bicarbonato–, ninguno de los presentes hemos llegado a hacerla.
Reconociendo que en el aseo personal cada cual va encontrando lo que mejor le viene, entre nosotros son normales los jabones y champús sólidos, artesanales, ecológicos o caseros, a base de aceite, agua y sosa. La elaboración de jabones caseros líquidos es algo más laboriosa, pero también posible. Los productos de limpieza líquidos son otra de las fuentes de residuos plásticos más abundantes en los hogares.
A veces no hay más remedio que comprar productos líquidos en envases de plástico, como los del líquido para limpiar lentillas. «Con el tiempo me voy juntando con un buen número de botecitos vacíos que no quiero tirar, pues todavía sirven. Así que los estoy guardando para hacer semilleros con ellos, así como con tetrabricks». ¡Cualquier segundo uso es bueno antes de tirarlos!
Y respecto a la ropa, si tenemos que desprendernos de ella, procuramos que pasen a los circuitos de ropa de segunda mano. Hasta la ropa inservible puede ser reutilizada como trapos o relleno de tapicería. En Madrid, asociación En la Brecha se dedica al reciclado textil y recoge ropa inservible con este propósito.
La reunión va llegando a su fin y seguimos compartiendo hábitos e ideas que entre todos vamos poniendo en práctica para generar el menor volumen de residuos posible, evitando especialmente los residuos más difícilmente reciclables. ¡Qué bien que tengamos tanto que compartir! Se nos echa la hora sin abordar otros aspectos como los sentimientos y actitudes que nos produce el intentar vivir de esta manera, cómo podemos seguir ayudándonos en este tema o cómo podemos animar a otros e incidir en que las leyes favorezcan este tipo de comportamientos. Pero lo compartido es suficiente para sentirnos que no estamos solos y animarnos a seguir contribuyendo a un mundo mejor posible con nuestra manera de vivir.
Algunas fuentes interesantes que se han compartido a lo largo del mes son:
– Vivir sin plástico
– Directorio de tiendas que venden a granel en España
– Libro «Residuo cero en casa«. Bea Johnson.
– La Bioguía, donde hay muchos recursos sobre alimentación y aseo responsable:
– Asociación En la Brecha (reciclado de ropa):
– Una botella biodegradable fabricada con algas Agari
Imagen de cabecera: RitaE/Pixabay