Molukas Macias, Madrid
22 de enero. Hoy he recibido la información que he solicitado para realizar una auditoría energética al colegio que tiene en Cercedilla la institución religiosa donde están escolarizados mis hijos. Empiezo un trabajo de recopilación de datos, de análisis de los mismos y de estudio de una serie de propuestas para mejorar la eficiencia energética del centro educativo. Se trata de un proceso complejo en el que todos ganamos. El centro porque puede empezar a ahorrar dinero con medidas que no supongan ninguna inversión y porque puede estudiar implantar aquellas medidas cuya inversión puedan asumir a lo largo del tiempo, empezando por aquellas que le supongan una mayor rentabilidad. El medio ambiente porque verá reducida las emisiones de gases efecto invernadero al dejar de consumir energía por parte del centro docente. Los alumnos porque pueden verse involucrados en una actividad formativa que compagine la adquisición de algunos conocimientos con la experiencia de llevar a cabo un proyecto educativo de modificación de hábitos para lograr un consumo más responsable. Y finalmente para mí, porque me voy a ver involucrado en una actividad profesional en la que ponga mis destrezas al servicio de hacer realidad un mundo mejor.
Seguramente la modificación de los hábitos de consumo energético en mi vivienda resulte insignificante para el planeta. Un colegio de este tipo puede consumir como el bloque de viviendas donde vivo. Quizá también sea insignificante. La institución religiosa me ha encargado que realice estas auditorías energéticas en los ocho centros que gestiona. No deja de ser insignificante. Si miramos a escala planetaria, nos encontramos con la paradoja de que los esfuerzos que pueda realizar son insignificantes y difícilmente cambiarán el mundo, pero que realmente son necesarios para que dicho cambio pueda llegar a suceder. Realmente esto no me desanima. Seguramente sería pretencioso pretender por mí mismo tanta repercusión. Lo que sí que sucede es que me genera un sentimiento de moderada alegría interior al saber que cuento con la suerte de poder dedicar mis energías a algo que me apasiona, que ayuda a dotar de sentido a mi vida y que, sin grandes excesos, contribuye al sostén económico de mi familia.
30 de enero. Me he acercado a Cercedilla para tomar los datos que necesito para la auditoría energética del colegio. Hacía una luz estupenda a primera hora del día. La sierra estaba totalmente cubierta de unas nubes grises. En el cielo brillaba el arcoiris con rabia. Yo estaba contento e ilusionado de emprender este reto de ayudar al colegio a ahorrar energía y de paso contribuir a la reducción de gases efecto invernadero y a la educación ambiental de los estudiantes.
Junto al arcoiris, los tendidos que llevan la energía eléctrica hasta donde la usamos y las farolas donde la gastamos. Por suerte estaban apagadas. Ya estaba amaneciendo.
Ahora me toca comenzar a hacer números con las facturas que me han facilitado y los datos que he tomado para descubrir cómo se comporta el colegio (el edificio y sus usuarios) respecto al consumo de energía. Diagnosticarlo y ver qué tipo de ejercicio le puede venir bien para mejorar su salud energética.
26 de febrero. Ya he estudidado el consumo de agua y de electricidad del colegio. He analizado 9 propuestas para ahorrar agua y 12 propuestas para ahorrar luz. Las medidas para ahorrar agua son las más económicas y presentan una rápida recuperación en general. Aunque todas presentan una reducción del consumo y de las emisiones de CO2 asociadas, una de ellas era dudosa y otra no recomendable desde el punto de vista de la recuperación de la inversión económica que suponen. En las medidas para ahorrar luz también he encontrado una dudosa y dos de ellas no recomendables desde el punto de vista de la recuperación de la inversión económica que suponen. Desde el punto de vista del desembolso inicial para llevarlas adelante hay varias que son gratuitas, otras de escaso coste, alguna de coste medio y otras de gran envergadura. Así que depende de la capacidad de inversión para poder acometerlas. Aunque con poco dinero se puede lograr mucho.
En fin, que estoy disfrutando al ver que tras el análisis se puede dar luz para realizar inversiones con cabeza y puede animar a reducir consumos y emisiones de diversas maneras. Ahora me pongo con los mayores consumos energéticos y económicos del edificio: la calefacción. A ver qué sale.
20 de marzo. Acabo de terminar la auditoría energética del colegio de Cercedilla. Las propuestas para mejorar el consumo de calefacción y de electricidad tienen mayor incidencia, ya que estos consumos son mayores que los generados al usar el agua. También las inversiones necesarias pueden ser mayores, aunque hay medidas que no suponen ningún gasto económico. En el gráfico que adjunto están ordenadas las medidas en cuanto a su eficacia. Por último la incorporación de energías renovables supone una mayor inversión generalmente y unos períodos de amortización mayores.
El esfuerzo que he realizado en cuantificar todos estos datos para el colegio concreto con los patrones de consumo que tiene, me deja por un lado exhausto y por otro ilusionado. Ilusionado por la contribución al ahorro energético y a la reducción de emisiones. Aunque para que esto se concrete hay que resultar lo suficientemente persuasivo como para que se implanten las mejores de las medidas planteadas.