Doce adultos y dos niños hemos participado de una nueva edición de taller de Biotropía de fin de semana. Una ocasión más, en la casa “Isaías 11” de Zarzalejo que nos ha acogido otras veces, y acompañados por un tiempo primaveral, hemos disfrutado de un grupo extraordinario, que ha hecho que todo saliera fácilmente. ¡Gracias a todos!
Algunas de las participantes comentaban que no supieron responder bien a las preguntas de quienes les inquirían: “¿Pero vosotras dónde vais?” Y es que no resulta fácil explicar en pocas palabras un fin de semana de Biotropía: es un cursillo, pero no exactamente un cursillo. Se habla de política y de economía; se aprenden muchas cosas, pero para nada es un curso teórico. Tiene una parte como de retiro espiritual, con dinámicas de silencio, conciencia corporal, danza contemplativa y percepción de la naturaleza, pero tampoco es solo eso. Es una convivencia con gente estupenda, con la que uno en seguida se da cuenta de que tiene mucho en común, con momentos de risoterapia, abrazos y caricias, de cantar y bailar, y de compartir el trabajo doméstico, como en una familia; pero es mucho más que una convivencia. Se come de forma ecológica y vegetariana y hay talleres prácticos de hacer pan y jabones. Pero es más que un taller…
En fin, que no es fácil de resumir. Es un fin de semana para vivir de otra manera y aprender a vivir así, para ser más conscientes. ¿Conscientes de qué? De todo: de la maravilla de nuestro propio cuerpo, del milagro asombroso de la naturaleza, del hecho de que comemos todos los días, de lo que hay en la comida con que nos alimentamos y detrás de objetos cotidianos de consumo, de cómo funciona la sociedad y el mundo, de las repercusiones para el medio ambiente de nuestra forma de vida. Conscientes de lo importante que es ser consciente.
Sí, los talleres de Biotropía son todo eso. Se cultiva el cuerpo, el espíritu, el contacto con los otros y con la naturaleza, en una combinación equilibrada: lo saludable, lo espiritual, lo relacional y lo sostenible. Un tocar todos los palos, todos los ámbitos, porque hay un vínculo que todo lo une; todo está relacionado. Y por eso todo es importante, aunque no podamos llegar a todo, y menos en poco tiempo. Aunque unos hayan empezado antes que otros. Entre todos nos apoyamos, compartimos lo que vamos aprendiendo y, sobre todo, los fueguitos que nos encienden el corazón. ¡Cuanta buena gente contribuyendo a otro mundo mejor posible con nuestra manera de vivir!
Un fin de semana difícil de resumir. Solo quien lo prueba lo comprueba. ¡Hasta la próxima!